El éxito de Kia en el segmento de los vehículos subcompactos, donde el Rio era uno de los modelos más vendidos del país, llevó a que la firma sudcoreana echara en los últimos meses toda la carne al asador para el lanzamiento del K3, su nuevo retado en el segmento más importante del mercado mexicano.
Hace unos meses nos pusimos al volante de la variante Sedán, pero ahora, llegó el turno al K3 Hatchback, que ya está a la venta y llegará a completar la gama de un modelo que en sólo tres meses ya vendió 7,743 unidades en el país.
Así que las expectativas para este modelo en 2024 son muy altas, tomando en cuenta que tendrán 11 meses con ambos modelos disponibles, para superar las 48,233 unidades que Rio y K3 colocaron durante el año pasado en conjunto.
A diferencia de cuando manejé la versión Sedán, a este K3 ya no llegué con los ojos cerrados, pues gran parte de sus elementos son iguales, de hecho, en diseño y equipamiento son idénticos. Así que sólo nos restaba ponernos al volante y encontrar las diferencias, que es donde generalmente se separa una variante de la otra.
Sorpresivamente, este hatchback es igual de estable en curva que el K3 Sedán, una de las áreas donde generalmente brinca la diferencia por la ausencia del tercer volumen (la cajuela) que le resta un poco de peso y tamaño (en este caso 25 centímetros) por lo que la parte trasera tiende a ser un poco más inestable.
Pero es increíble cómo los materiales modernos y las nuevas técnicas de fabricación de las plataformas consiguen que este tipo de autos sean estables y muy dinámicos cuando rebasamos los límites de velocidad.
Y es que varias veces retamos las serpenteantes curvas del tramo que une a Atlacomulco con la Autopista México-Querétaro (a la altura de Palmillas) y en todo momento el K3 Hatchback se comportó a la altura.
Claro que también la electrónica tiene mucho que ver también, pues nos ayudan todo el tiempo a que el coche sea estable, además, las versiones EX Pack y GT Line (esta última fue la que conduje) agregan todo el paquete de asistentes a la conducción ADAS.
Del lado de la motorización, este GT-Line es el único que monta el propulsor de cuatro cilindros 2.0 litros, aspirado natural, que entrega 150 hp y 141 libras-pie de torque, mandados al eje delantero por una transmisión automática de seis velocidades con paletas de cambios al volante.
Este tren motriz presume una buena aceleración y respuesta en recuperación, lo que nos permitió mantener un buen paso en la carretera y lo mejor fue que sólo consumimos la mitad del tanque de gasolina. Y en ningún momento cuidamos el consumo.
Ya entrando a Querétaro, el denso tráfico nos dejó sentir el confort de la suspensión, el buen trabajo del aire acondicionado y también, las practicidad de la pantalla multimedia de 10.25 pulgadas, que en un alto nos dejó rápidamente poner la dirección del hotel en Google Maps, conectados mediante Apple CarPlay inalámbrico.
El Kia K3 Hatchback tiene todo para seguir siendo el rey del segmento y atraer nuevos clientes a la marca, no sólo por el diseño, sino también por desempeño y equipamiento.