Existen vehículos que son verdaderamente identitarios con la marca para los consumidores y otros que se vuelven íconos de una generación o una época completa. Para un servidor, el Maverick 1974, forma parte de estos coches que nacieron con alma, corazón y con ese punto que les da la aceptación del público, llámele suerte, volumen o sex apeal.

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Aún recuerdo cuando tenía unos 18 años, edad suficiente para manejar en México, no tenía auto, pero uno de mis mejores amigos sí, bueno, su padre.

El poderoso sonido del motor de más de 100 caballos de fuerza con el carburador Holley de una garganta, poseía un rugido único y sonoramente alcanzable hasta la cuadra siguiente, motivo por el cual la primera vez que intentamos rodar en él (sin permiso, claro) no pudimos lograrlo y en cambio obtuvimos unos buenos coscorrones, por la osadía de tomar dicha joya con fines recreativos.

Ya con la lección aprendida, en el segundo intento, lo remolcamos únicamente con el switch hasta una gran avenida, una vez ahí abordamos y nada pudo detenernos.

Éramos unos adolescentes que paseaban en un maravilloso Maverick negro 1974, con tapicería en vinilo sin defectos, transmisión automática y motor V8, que nadie detendría, solo el tiempo y las devaluaciones. ¡Wow! Que tiempos.

Cabe recordar que el Ford Maverick, no fue un auto creado para impresionar al mercado, pues lo que realmente buscaba Ford a finales de los sesenta, era dar al consumidor una opción más accesible de un sedán mediano, la apuesta enfocaba un modelo barato y un consumidor promedio.

El modelo que tomó su nombre de la relación salvaje con los animales y forjó su emblema con un par de largos cuernos de vaca. Fue credo en 1969 , pero llegó a México en 1977 y fue publicitado como un auto ideal para jóvenes matrimonios con una clara idea de ser barato de mantener.

Su carrocería, tenía como inspiración al Mustang y fue tal su éxito que en el primer año de comercialización en los Estados Unidos vendió 579 mil unidades. Dando de esta manera la última estocada al Falcón que dejó de producirse en 1970, gracias a su perdida de consumidores.

Múltiples versiones vinieron y todas ella con ligeros cambios, pues el éxito del modelo fue impresionante, por lo que prácticamente toda la década de los setentas hasta los noventas se mantuvo como uno de los favoritos del mercado americano, no obstante la nave terminó de producirse en 1977.

Con el paso de los años el Ford Maverick ha dejado de ser nombrado el hermano del Mustang y ha labrado su propia historia, pues ya es considerado un auto clásico.

Tanto así que la euforia por la restauración y los Clubs de culto al Maverick ha nacido a partir de los años 2000 en distintos países.

Por: Ray Espinosa