En el mundo del motor, las carreras se ganan en la pista, pero también en los talleres. Uno de los aspectos que cobra cada vez más importancia es la electrónica, que permite a los ingenieros analizar gran cantidad de datos sobre el comportamiento de los modelos. Las centralitas electrónicas de los coches y de las motos de alta competición son auténticos cerebros digitales. Visitamos las instalaciones de CUPRA en Martorell y de Ducati en Italia para descubrir cómo funcionan:
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- La telemetría, herramienta para ganar: Cada CUPRA TCR cuenta con 55 sensores que informan sobre todo tipo de parámetros como la velocidad, la temperatura de los neumáticos o el funcionamiento del motor. En la Ducati Desmosedici GP, hasta 80 sensores registran todo lo que ocurre en pista. La medición continua es clave para ambos equipos: “Nuestro objetivo es conseguir que el piloto conduzca en las mejores condiciones logrando el máximo rendimiento y garantizando la seguridad”, explica Roberto Canè, director de Sistemas Electrónicos de Ducati Corse.
- 16 millones de instrucciones por segundo: Estos son los datos que es capaz de procesar una de las cuatro centralitas que incorpora el CUPRA TCR. Dos de ellas se ubican en el motor y las otras dos en la cabina del piloto. “Trabajan en paralelo y conectadas entre sí en la gestión del motor, del sistema eléctrico, del ordenador de a bordo y del cambio de marchas”, especifica el responsable de I+D de CUPRA, Xavier Serra. Por su parte, la centralita de la Ducati Desmosedici GP gestiona hasta 10.000 parámetros para calibrar el comportamiento de la moto en cualquier curva e instante. Por ejemplo, se puede controlar la respuesta de la rueda trasera en función del asfalto o las condiciones meteorológicas.
- Reglas distintas, un mismo objetivo: En MotoGP, todos los equipos comparten un único modelo de centralita principal para el motor, el cambio de marchas y el acelerador. A diferencia de lo que ocurre con los coches, las motos pueden cambiar los parámetros antes de cada carrera. “Programamos más potencia para las rectas o más suavidad en las curvas. Las posibilidades de modificación del software son realmente elevadas”, asegura Canè. Por su parte, el reglamento del nuevo mundial de turismos es muy estricto respecto a la electrónica y la gestión del motor. El control de tracción está prohibido y el ABS sólo se permite en carreras de resistencia como las 24 horas de Nürburgring.
- El trabajo no acaba en la carrera: En un fin de semana de competición se generan unos 25 gigabytes de información, que los ingenieros analizan a posteriori. “Debemos esperar a que termine la carrera para descargar los datos y ver cómo podemos mejorar nuestro coche”, cuenta Xavier Serra. “Para nosotros, la carrera de verdad empieza el lunes”, concluye Canè.