Hace ya 50 años que SEAT lanzó uno de los modelos más importantes para la marca y para la sociedad española: el SEAT 124, presentado en el Salón del Automóvil de Barcelona de 1968 y lanzado al mercado, precisamente, durante el mes de mayo. Un automóvil con el que muchos españoles comenzaron a tener consciencia de formar parte de una incipiente clase media, como ocurría ya en gran parte de Europa.
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El 124 presumía de ofrecer gran confort de rodadura, elegancia y altos estándares de seguridad. Si comparamos estos criterios de seguridad con lo que ofrece un automóvil a día de hoy, transcurridos cincuenta años, el SEAT 124 parece no ofrecer más que una mejorada estabilidad del vehículo para la época. Elementos totalmente habituales hoy que pasan desapercibidos como los cinturones de seguridad, reposacabezas, los espejos retrovisores o circuito doble de frenos con servofreno, no aparecían en la lista de equipamientos del 124.
El SEAT 124 fue el turismo de la clase media española en la década de los sesenta y setenta, un vehículo de tres volúmenes, homologado para cinco pasajeros con dos banquetas delante y un asiento corrido detrás, un amplio maletero de 385 litros y un equipamiento austero, aunque completo para la época.
Cincuenta años después, la tendencia del mercado demanda claramente los vehículos de categoría SUV –Sport Utility Vehicle–, en detrimento de las características berlinas de tres volúmenes. De hecho, mientras que este segmento está perdiendo peso en el mercado, el de los SUV compactos, por ejemplo, ha duplicado sus ventas desde el año 2016. Así, la demanda de este tipo de vehículos es muy alta por las familias y nuevas generaciones. Por este motivo podríamos considerar que el SEAT Ateca, hoy día, podría tratarse del sucesor del 124, un SUV para la amplia clase media por antonomasia. Destaca su excelente capacidad rutera y confort de marcha, un increíble espacio habitable para cinco personas con un maletero de grandes dimensiones –entre 510 y 485 litros para las versiones 4Drive–, y una mayor altura libre al suelo que aporta más comodidad para acceder al habitáculo.
Su excelente dinamismo se debe, principalmente, al ligero peso del conjunto, un centro de gravedad muy bajo pese a su naturaleza SUV, una arquitectura de suspensión realmente eficaz en carretera y, por supuesto, a un alto nivel de seguridad gracias a los materiales empleados para la construcción del chasis, su gran estabilidad y un completo equipamiento de serie y en opción, en cuanto a seguridad activa –elementos de seguridad destinados a evitar o disminuir el riesgo de que se produzca un accidente–, pasiva –encargados de reducir las consecuencias de un accidente una vez que éste se ha producido– y preventiva –aquellos mecanismos que influyen en el conductor para evitar que se produzca un accidente–.
Por el contrario, la aparición del SEAT 124 supuso un enorme salto evolutivo al final de los años 60, cuando predominaba el 600. El nuevo turismo permitía a las familias emprender un viaje asegurando un confort prácticamente desconocido hasta la fecha, y donde la baca del techo ya no era imprescindible para transportar el equipaje. El mismo año que se presentó, fue elegido “Coche del Año 1968” en España, y es que la acertada estrategia de SEAT con el lanzamiento del 124 permitió a la marca española adentrarse en uno de los segmentos de mayor crecimiento en la Europa de la época: el de los turismos de nivel medio o medio/bajo.
Una situación muy similar a lo que vivimos hoy con el SEAT Ateca, debido a la alta demanda de vehículos SUV de tamaño compacto, y que también ha sido galardonado con el premio ABC al “Mejor Coche del año 2017” en España, además de un increíble palmarés con más de 14 reconocimientos por parte de la prensa del motor.
Por todo, aunque el SEAT 124 y el Ateca no permiten comparación, ambos modelos han sabido consolidar las ventas y, por tanto, a la marca española en los diferentes contextos. Asimismo, han aportado grandes souciones a la movilidad de la sociedad española, cada uno de ellos enmarcados en una evolución muy diferente. Por otro lado, tal y como hemos visto, la acogida del público y de la prensa especializada en motor, cincuenta años después, ha sido inmejorable en ambos modelos.