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La tarde está hermosa, el sol brilla a la par que lanza esos rayos llenos de energía y vigor. Una nieve de limón, acompañada de tu chica, tu perro y claro una banca bajo una sombra son ideales para un gran día.
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Al terminar el paseo deseas volver a casa, llegas a tu auto y esos rayos hermosos y vigorozos, lo han convertido en un horno. O mejor dicho la puerta al mismísimo infierno. Lo más sencillo es prender el aire acondicionado, pero recuerda que este, funciona también con combustible y está demostrado que su uso frecuente incrementa hasta en un 20% el gasto.
Pero no te preocupes con estos pasos evitarás que tu chica se convierta en el próximo pollo rostizado y además sin gastar en combustible extra.
Primero abre la puerta del lado del copiloto o conductor mientras mantienes todas las ventanas cerradas y posteriormente abanica con las puerta del costado opuesto. El flujo de aire frio hacía un solo sentido, hará que todo el calor producto del aire caliente que se desplaza al exterior, se disipe rápidamente y en unos cuantos segundos el interior estará completamente fresco.
Te garantizamos que en menos de un minuto la temperatura de tu auto estará entre 10 y 15 grados más fresca.
Recuerda también que cuando te has estacionado y lo haz hecho del lado del rayo del sol, debes girar el volante 180 grados para que esté menos caliente en la parte que colocas tus manos, también recuerda cubrirlo con una franela que absorberá gran cantidad del calor, de esta manera al quitar el paño y tomarlo con tus manos no te quemará.
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Texto Raymundo Espinosa
