En un análisis de 61 modelos de autos 2017 en sus versiones básicas, 37 de ellos no cuentan con Sistema de Control de Estabilidad (ESC), y entre ellos se puede mencionar al Nissan Tsuru, Tiida, Versa, Note, Sentra, March y Chasis NP300; GM Spark, Aveo, Sonic y Trax; VW Vento, Jetta, Gol, Crossfox, Polo, Up; Suzuki Swift, Ciaz, Ignis; Toyota Avanza, Yaris y Corolla; Honda Fit y City; Ford Figo y Eco Sport; Dodge Attitude y Vision; Fiat Mobi y Uno; Renault Logan, Sandero y Duster; Hyundai Grand i10; Mitsubishi Mirage, y Peugeot 301.
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De acuerdo con la institución El Poder del Consumidor (EPC), la idea es presntarle al consumidor mexicano, que varios modelos no cuentan con los mínimos estándares de seguridad recomendados.
De éstos, nueve modelos no cuentan con frenos ABS: Nissan Tsuru, Tiida y March; GM Spark, Aveo; Ford Figo; Dodge Attitude; HyundaiGrand i10 y Mitsubishi Mirage y cuatro de ellos ni siquiera cuentan con bolsas de aire: GM Spark y Aveo, Nissan Tsuru y Hyundai Grand i10, lo que pone en grave peligro la vida de las personas que viajan en ellos.
En materia de seguridad para pasajeros infantiles, pese a que es la primera causa de muerte en niños de 5 a 14 años, existen en el mercado 12 modelos que no cuentan con sistema de retención infantil (ISOFIX/LATCH) en su versión básica: GM Aveo, GM Spark, GM Sonic, GM Trax; Nissan Tsuru, Tiida y March; Ford Figo; VW Gol, VW Crossfox; Suzuki Ciaz y Hyundai Grand i10.
EPC recordó que las tecnologías de seguridad en autos nuevos están diseñadas para salvar la vida en dos maneras: evitando siniestros viales y protegiendo mejor la integridad de los ocupantes en caso de colisión.
El costo de estas tecnologías para la industria automotriz es aproximadamente de 500 dólares (ABS, ESC y bolsas de aire), sin embargo, los consumidores que quieran acceder a estos dispositivos tienen que pagar un sobre costo debido a que la industria incluye estas tecnologías con otros dispositivos que están fuera del rango de seguridad (rines, quemacocos, interconectividad, vestiduras, etc.)
Como consecuencia de lo anterior, en México, el mercado automotriz sigue fuertemente marcado por un doble estándar de seguridad vehicular fabricando autos seguros para la exportación para el resto de Norteamérica y Europa y autos con seguridad deficiente para el consumo interno y para algunos países de Latinoamérica.